¿Por qué el príncipe Guillermo no habla el inglés de la reina...ni el de Kate Middleton?

El acento del príncipe Guillermo marca un giro moderno en la realeza británica. ¿Adiós al inglés aristocrático? Descubre cómo habla el futuro rey.

¿Por qué el príncipe Guillermo no habla el inglés de la reina...ni el de Kate Middleton?
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En el mundo angloparlante, pocas cosas despiertan tanta atención como el acento británico. Para los amantes del idioma, el habla de la realeza británica siempre ha sido el referente de lo que se consideraba el “inglés perfecto”. Sin embargo, incluso dentro de esta institución profundamente conservadora, el lenguaje evoluciona. Un ejemplo fascinante de esto es el cambio que ha experimentado el inglés del príncipe Guillermo, futuro rey del Reino Unido.

Aunque criado en un entorno aristocrático, educado en Eton College y graduado en la Universidad de St. Andrews, Guillermo no habla exactamente como se esperaría de un royal tradicional. Comparado con su esposa, la princesa Catalina (Kate Middleton), su acento suena un poco menos refinado, menos “pulido”, y más cercano al habla contemporánea del sur de Inglaterra. Así lo señala un estudio citado por The Telegraph, que apunta a una transformación sutil pero significativa en la forma de hablar del príncipe.

Jonnie Robinson, curador y lingüista de la British Library, lo resume con claridad: "The Duchess of Cambridge is arguably posher than her husband and his brother. William and Harry are more modern in their interests. They are quite clearly still RP, but not particularly posh RP. (“La duquesa de Cambridge es, posiblemente, más refinada que su esposo y su cuñado. Guillermo y Harry tienen intereses más modernos. Es evidente que siguen hablando con RP, pero no es un RP particularmente "posh"”.

El "cut-glass accent": un símbolo de clase

Para entender el cambio, primero debemos conocer el punto de partida: el llamado cut-glass accent. Esta expresión hace referencia a una pronunciación extremadamente clara y precisa, asociada históricamente con la aristocracia británica. El término evoca la imagen del vidrio tallado, elegante y meticulosamente trabajado, y en el plano lingüístico se traduce en una pronunciación impecable, característica del Received Pronunciation (RP).

Durante décadas, el RP fue el acento de los locutores de la BBC, de los discursos reales y de las aulas de Oxford y Cambridge. Aunque técnicamente no pertenece a ninguna región del Reino Unido, este acento ha sido considerado el “estándar” del inglés británico, ligado más a la clase social que a la geografía.

La princesa Catalina encarna perfectamente este modelo. Educada en instituciones de élite y entrenada desde hace años para el protocolo público, su forma de hablar es un claro ejemplo de RP tradicional: vocales largas, entonación cuidadosamente modulada y pronunciación precisa. Su voz, en este sentido, suena como un eco del pasado aristocrático británico.

El inglés del príncipe Guillermo: entre la tradición y la modernidad

El caso del príncipe Guillermo es distinto. Si bien su educación y entorno son similares a los de su esposa, su acento ha ido adoptando rasgos más relajados con el tiempo. Según expertos citados por The Telegraph, su inglés ha evolucionado hacia una forma más moderna del RP, también llamada Modern Southern British English (MSBE). Esta variante refleja una pronunciación menos rígida, más cercana a la forma en que hablan muchos profesionales y presentadores británicos de hoy.

¿Qué cambios concretos podemos notar en su habla? Para empezar, Guillermo tiende a suavizar sonidos que, en el RP clásico, eran más marcados. Un ejemplo típico es la “t” intervocálica, como en “water” o “better”, que en su versión puede sonar casi como una “d” suave, un fenómeno llamado flapping, muy común también en algunos acentos estadounidenses.

Otro rasgo es su entonación más informal, que se aleja de la cadencia ceremonial propia de los discursos reales del siglo XX. Su estilo es más conversacional, más cercano a la gente común, y eso tiene un impacto directo en su imagen pública. A través de su voz, el príncipe Guillermo proyecta una figura moderna, menos distante, posiblemente más accesible para una sociedad que ya no se identifica plenamente con los códigos aristocráticos del pasado.

Además, la variante moderna del RP que utiliza Guillermo ya no incluye el diptongo —o "vocal deslizante"— que era típico en palabras como "poo-er" (poor), "hee-eh" (hair) o "matchewer" (mature), tal como se escuchaba en los hablantes del RP tradicional. En su lugar, estas palabras se pronuncian de forma más directa: "paw", "heer" y "matchoor".

Los cambios en el acento pueden notarse incluso dentro de la propia Familia Real. Mientras que los miembros mayores, como la reina Isabel II y el príncipe Carlos, siguen utilizando una pronunciación tradicional del RP, los royals más jóvenes, como el duque de Cambridge y el príncipe Harry, ya emplean esta forma moderna del acento. Esta evolución generacional refuerza la idea de que el lenguaje, incluso en instituciones tan conservadoras como la monarquía, está en constante transformación.

¿EVOLUCIÓN ESPONTÁNEA O ESTRATEGIA?

Cabe preguntarse si esta evolución es espontánea o responde a una estrategia más amplia. En un mundo en el que la monarquía debe justificar su relevancia, los gestos simbólicos, incluso los lingüísticos, cuentan mucho. Al adoptar un acento más cercano al del ciudadano medio, Guillermo podría estar construyendo una identidad pública más inclusiva, menos elitista. Una forma sutil pero eficaz de conectar con las nuevas generaciones sin renunciar del todo a su rol institucional.

No se trata de una ruptura radical, sino de una adaptación cuidadosa. Guillermo no habla con un acento regional fuerte, ni usa jerga callejera, pero ha suavizado las fronteras del RP. En contraste, Catalina se mantiene más fiel a la norma tradicional, lo cual también tiene un sentido: representa estabilidad, continuidad, la elegancia clásica que muchos aún asocian con la realeza.

Para captar realmente estas sutilezas, no hay nada mejor que escucharlos hablar. En una de sus entrevistas públicas, se nota cómo Kate mantiene una pronunciación impecable, casi escolar, mientras que William se muestra más relajado, espontáneo. Es un juego de equilibrios entre tradición y modernidad, entre representación institucional y cercanía al pueblo.

¿Y tú, con cuál te identificas más? ¿Te seduce la elegancia del acento cut-glass o prefieres la frescura del inglés contemporáneo? Sea cual sea tu elección, cada acento guarda una historia. En el caso de la realeza británica, escuchar su evolución también es una forma de observar los cambios culturales de toda una nación.

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