Nuestra fascinación por el crimen es de larga data. De acuerdo con el artículo “The Bloody History of the True Crime Genre”, publicado en JSTOR Daily, “Between 1550 and 1700, British authors and printers produced an unprecedented number of publications that reported on capital crimes.” Las plataformas de streaming y las redes sociales no han hecho más que aumentar –de forma exponencial- la producción y el consumo de contenido audiovisual sobre True Crime. Para alimentar ese interés, hemos elaborado un top ten de los crímenes más famosos del Reino Unido, esos que están inscritos en los anales más negros de las islas al otro lado del Canal de la Mancha.

True Crime: 10 crímenes que hicieron historia en el Reino Unido  

Jack the Ripper

Posiblemente el asesino en serie más famoso de la historia, Jack el Destripador es el nombre que se le da a pesar de que nunca fuera identificado. Se le atribuyen al menos cinco homicidios en el barrio de Whitechapel, en el East End de Londres. Su modus operandi se caracterizaba por las mutilaciones en el área genital y abdominal, los cortes en la garganta, la desfiguración del rostro y la extirpación de órganos. Sus víctimas eran mujeres que se dedicaban a la prostitución.     

El asesinato de Fanny Adams   

El asesinato de esta niña de 8 años en 1867 sigue recordándose por su brutalidad y por la conmoción que esta causó en toda la sociedad británica. El asesino, Frederick Baker, secuestró a la niña en Hampshire, Reino Unido, para después asesinarla, desmembrarla y eviscerarla. La expresión inglesa “sweet Fanny Adams” (“dulce Fanny Adams”) es usada para expresar falta de tiempo o inacción desde mediados del siglo XX como substitución de palabras vulgares, y está ligada a este asesinato. Ya desde la década de 1860, “Fanny Adams” era usada como expresión para describir un nuevo tipo de carne enlatada de dudosa procedencia, haciendo macabramente referencia al caso de la pequeña Fanny.                                                                                                                  

James Bulger   

Este niño británico de dos años fue secuestrado y asesinado en 1993 en Liverpool, Inglaterra. El pequeño estaba en el centro comercial Strand con su madre cuando, en una distracción de esta, desapareció. Dos niños de diez años, Robert Thompson y Jon Venables, fueron captados por las cámaras de seguridad llevándoselo del centro comercial. Recorrieron con él más de dos kilómetros a pie. El cuerpo de James fue encontrado en unas vías del tren dos días después: la autopsia reveló que había sido violado y golpeado con ladrillos y piedras por Thompson y Venables.   

Madeleine McCann   

Esta niña británica de tres años desapareció la noche del 3 de mayo de 2007, mientras estaba de vacaciones con su familia en Praia da Luz (Portugal). Su historia suscitó una gran atención internacional y ha sido uno de los casos de personas desaparecidas con más repercusión mediática de los últimos años. Madeleine sigue desaparecida.

Lucy Letby   

Lucy Letby era enfermera en la unidad neonatal del Hospital Countess of Chester. El elevado número de bebés fallecidos en poco tiempo, y la coincidencia de los fallecimientos con los turnos de Letby, levantaron sospechas entre sus compañeros. Finalmente se demostró que la enfermera asesinó a siete bebés e intentó matar a otros seis entre junio de 2015 y junio de 2016. Entre sus métodos se encontraban inyecciones de aire o insulina, la alimentación excesiva y el mal uso de instrumentos médicos. En agosto de 2023, Letby fue condenada a prisión de por vida. Actualmente es la asesina en serie de niños más prolífica de la historia británica moderna.

Sarah Everard   

Esta ejecutiva inglesa de 33 años desapareció una noche mientras regresaba a su casa en el sur de Londres. La investigación de su desaparición reveló que el agente de policía Wayne Couzens la secuestró, violó y asesinó, para después quemar su cuerpo con el objetivo de que este no pudiera ser identificado. Este caso tuvo una enorme respuesta por parte de los movimientos feministas, que cuestionaron el papel de la policía como responsable de proteger a las mujeres.

Peter Sutcliffe   

También conocido como el "Destripador de Yorkshire" (Yorkshire Ripper), fue un asesino en serie que aterrorizó la región de Yorkshire y otras áreas del norte de Inglaterra durante la década de 1970. Entre 1975 y 1980, Sutcliffe asesinó al menos a 13 mujeres y atacó a otras 7. La policía fue duramente criticada por lo que se consideró una investigación mediocre y plagada de fallas, así como por su trato poco respetuoso hacia las víctimas, en su mayoría trabajadoras sexuales. Sutcliffe murió en prisión en 2020.

Dennis Nilsen   

Fue un asesino en serie británico que cometió sus crímenes en Londres durante la década de 1970 y principios de la década de 1980. Nilsen era un funcionario civil y exsoldado del Ejército Británico. Asesinaba a hombres jóvenes para después bañar sus cuerpos, vestirlos y convivir con ellos durante meses. Posteriormente, las diseccionaba para luego quemar los restos en una hoguera o tirarlos por el inodoro. Asesinaba a sus víctimas estrangulándolas, lo cual en algunos casos iba acompañado de ahogamiento. Asesinó a 15 hombres entre 1978 y 1983, año en el que fue sentenciado a cadena perpetua.

Donald Neilson 

Conocido como la “Black Panther” (“Pantera Negra”), Neilson desarrolló una carrera criminal muy prolífica durante la década de 1970: robó, raptó y mató. Empezó a robar cuando apenas era un adolescente. En 1974, asesinó a tres hombres durante un robo. Su crimen más conocido, sin embargo, lo cometió en 1975, cuando raptó a la heredera Lesley Whittle, que murió mientras la retenía prisionera. Fue detenido ese mismo año, y sentenciado a cadena perpetua en 1976.  

Harold Shipman  

Conocido como “Dr. Death” (“Doctor Muerte”) Shipman fue nada menos que el asesino en serie más prolífico de la historia. Este médico británico asesinó a 218 de sus pacientes. Nacido en Nottingham en una familia metodista, Shipman despertó sospechas por primera vez en 1998, cuando la Doctora Linda Reynolds se preocupó por los altos índices de mortalidad entre sus pacientes. Shipman asesinaba a sus víctimas con sobredosis de morfina, para luego firmar él mismo sus certificados de defunción. En principio solo se corroboraron 15 casos, y finalmente se alcanzó el número de 218. Shipman fue condenado a 12 cadenas perpetuas, y terminó suicidándose en la cárcel.

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